Diecisiete

Éramos muchos los que esperábamos lo nuevo de Sánchez Arévalo y, lo cierto, es que la espera ha merecido la pena. 6 años después de su último largometraje, la espléndida La gran familia española (2013), se estrena en Netflix -tan sólo dos semanas después de estrenarse en salas- Diecisiete, la quinta película del director, que ha aprovechado estos años de ausencia en la gran pantalla para, entre otras cosas, convertirse en finalista al Premio Planeta con su novela La isla de Alice, historia que tardó dos años en escribir y que espera convertir en serie de televisión algún día. El primer proyecto del director madrileño para la plataforma de streaming, que supone el cuarto largometraje español original de Netflix tras 7 años, Fe de etarras y Elisa y Marcela, es una de esas películas hechas con la vocación de gustar a todo el mundo. Vendida como «la feel-good movie de la temporada», Diecesiete es la típica película -o no tan típica, cada vez cuesta más encontrar trabajos así- que deja un agradable sabor de boca una vez llegan los títulos de crédito. Esperanzadora y tierna a partes iguales, es una cinta ideal para ver en familia. 

Sigue leyendo

A pesar de todo

Entre los innumerables méritos a lo largo de la corta pero intensa existencia de Bambú Producciones, hay uno que destaca especialmente: el de haber firmado la primera serie española de Netflix: Las chicas del cable. La prestigiosa productora española, que hasta entonces había sido artífice de éxitos televisivos tan rotundos como Gran Reserva, Velvet o Bajo Sospecha, inició en 2017 un romance con la plataforma de streaming más famosa del mundo que, lejos de romperse, se fortalece con el tiempo. El hecho de que Las chicas del cable se convirtiera en una de las 3 series con más impacto de la compañía a nivel mundial -a la altura de sus otros dos buques insignia, Stranger Things y Por 13 razones-, fue motivo más que suficiente para que ambas partes estuviesen dispuestas a seguir trabajando juntas. En este contexto nace A pesar de todo (Gabriela Tagliavini, 2019), la primera película de Bambú para Netflix y, a su vez, la segunda incursión de la productora gallega en el cine tras El club de los incomprendidos (Carlos Sedes, 2014). Y el resultado, me temo, ha sido un desastre.

Sigue leyendo

Mi querida cofradía

Me resulta especialmente gratificante comprobar cómo en los últimos años el cine español ha ido incorporando a sus filas a múltiples mujeres directoras; talento con sello femenino que, sin duda, ha regenerado nuestra cinematografía aportando aire fresco y una mirada totalmente renovada. La lista sería considerable, pero basta con citar nombres como el de Paula Ortiz, Nely Reguera, Leticia Dolera, Carla Simón, Andrea Jaurrieta… para dar buena cuenta de que -por si alguien todavía lo dudaba- en materia de talento hombres y mujeres están a la par. Desgraciadamente el campo de la dirección de cine no ha sido ajeno a la brecha histórica entre ambos sexos, aunque el hecho de que con el tiempo la balanza se vaya equilibrando es una noticia esperanzadora. Marta Díaz es la última en engrosar la lista de directoras que, tras varios cortos a sus espaldas, han decidido lanzarse al mundo del largometraje. Y lo cierto es que la opera prima de Díaz, que rodó recién graduada en la ESCAC, es una película excelente. Un producto digno, bien acabado y mejor planteado. Con referentes como Berlanga o Pedro Almodóvar -especialmente de su película Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)-, Díaz alumbra un trabajo costumbrista y lleno de situaciones memorables.

Sigue leyendo

La tribu

Como mejor se puede definir La tribu (2018), el largometraje número 21 del reputado y veterano Fernando Colomo, es como una feel-good movie, un término relativamente moderno que se inventó para todas aquellas producciones que tienen como objetivo principal que el público se sienta bien. Durante y después de la proyección. Estamos hablando de películas que hablan de temas cotidianos, con facilidad para conectar con el lado más sensible del espectador y, sobre todo, cargadas de buenas intenciones. Todos estos requisitos los cumple La Tribu, un trabajo inspirado en el caso real de Las Mamis, que es como se hicieron llamar un grupo de mujeres de mediana edad de Badalona que gracias a su pasión por el baile urbano llegaron a participar incluso en el programa televisivo Got Talent. A través de situaciones y personajes fácilmente reconocibles. el cineasta madrileño elabora un trabajo que se ve siempre con una sonrisa en la cara, aunque en realidad no tenga situaciones excesivamente graciosas ni provoque la carcajada más allá de un par de momentos puntuales -el mejor de todos: esa Carmen Machi enseñando a bailar a una compañera de trabajo-

Sigue leyendo

Jumanji: Bienvenidos a la Jungla

Hay películas que son intocables. Bien por el papel que desempeñan en la historia del cine o bien por la capacidad que tuvieron en su momento para marcar a toda una generación lo cierto es que, como digo, existen películas que -a priori- no admiten remakes, secuelas ni reboots. Jumanji, aquella joya que en 1995 nos enamoró a todos -gracias a su novedoso uso de los efectos digitales  pero, sobre todo, al inmenso carisma de su protagonista, el gran Robin Williams- es una de esas películas que tuvieron el poder de fascinar al mundo entero en su momento y que todavía hoy, más de dos décadas después de su estreno, se la recuerda con inmenso cariño. La mayoría que vimos este título siendo adolescentes nos sabemos la película de memoria y, aún así, somos incapaces de resistirnos a verla de nuevo cada vez que la vuelven a emitir por televisión. Era, sin duda, una de esas películas intocables. Por este motivo el público se echó encima del director Jake Kasdan cuando anunció que en 2017 estrenaría una nueva versión de la película original bajo el título Jumanji: Bienvenidos a la jungla. Y, para asombro de todos y el mío propio, el resultado ha merecido la pena.

Sigue leyendo

Que baje Dios y lo vea

No hay sensación más ingrata -ni más incómoda- a la hora de ver una película que la vergüenza ajena. Y esta es justo la sensación que provoca Que baje Dios y lo vea (2017), el debut en la dirección de Curro Velázquez, guionista del díptico Fuga de cerebros y creador de la exitosa serie Chiringuito de Pepe. Por más vueltas que le doy no logro encontrar la razón de la puesta en marcha de un film tan vulgar, plano, soporífero y mal realizado como este, en el que resulta una tarea titánica encontrar un aspecto que funcione. Confieso que vi la película el día de su estreno en los cines españoles pero he optado por esperar a que pasen varias jornadas para redactar mi crítica, ya que no quería que ésta fuese el fruto de un calentón, del tremendo enfado que me llevé por haber pagado por ver algo tan mal hecho. Pero lo cierto es que ahora, casi una semana después de haberla visto en pantalla grande, mi opinión no ha variado un ápice. A este crítico se le hace imposible hablar bien de un proyecto que pasará a mi memoria cinéfila como la peor película española de los últimos tiempos -aunque si le quitamos lo de «española» también vale-. 

Sigue leyendo

Perfectos desconocidos

Uno de los mayores placeres que proporciona la película Perfectos desconocidos (Álex de la Iglesia, 2017), remake de su homóloga italiana Perfetti Sconociuti (2016), es imaginar la vergüenza -si es que tienen- que estarán sintiendo las personas que mientras ven la película se están identificando, muy a su pesar, con cualquiera de sus personajes. En una obra que habla de la hipocresía, la falta de confianza y que, de forma inmisericorde, deja al ser humano por los suelos -a excepción de un par de personajes que, en un clima de inmoralidad generalizada, consiguen salvarse de la quema-, sentirse identificado con cualquiera que desfila por aquí ya revela la categoría humana del sujeto. Seguro que no son pocos los que lo hacen, mientras que los que observamos el espectáculo desde la barrera, esos que estamos lejos de ser perfectos pero que estamos a años luz de semejante nivel de mediocridad como el que aquí se expone, disfrutamos con que un director saque a la luz de una forma tan clara y tan pulcra las mentiras y la doble vara de medir de la que cada día hacen gala la gente de nuestro entorno. Que la sociedad está enferma no es algo nuevo, pero que hasta la persona más aparentemente intachable sea capaz de esconder secretos que pongan en peligro su integridad moral, su matrimonio o hasta la relación con sus amigos es algo que debe hacernos reflexionar.

Sigue leyendo

Toc toc

Era cuestión de tiempo la adaptación cinematográfica de la exitosa obra de teatro «Toc toc», escrita por el autor y humorista francés Leaurent Baffie. Estrenada en más de 20 países y representada durante 9 años ininterrumpidos en el Teatro Príncipe Gran Vía -lo que la convierten en la obra de teatro más longeva de la cartelera madrileña-, no cabe duda que «Toc toc» tenía altas posibilidades de ser llevada al cine, aunque la materia prima no fuera excesivamente original ni nada del otro mundo. Con todo, era una responsabilidad trasladar a fotogramas este éxito internacional y el escogido ha sido Vicente Villanueva, autor de Lo contrario al amor (2011) y la desternillante e infravaloradísima Nacida para ganar (2015), donde Villanueva demostró un gran dominio de los códigos de la comedia. Y lo cierto es que en esta adaptación homónima (2017) el cineasta sigue estando en plenas facultades y vuelve a dar una lección de cómo hacer alta comedia. Y demuestra, y he aquí el gran mérito del autor, que la alta comedia no tiene que ser necesariamente aburrida ni gris, sino que puede habitar en un proyecto como este, con una clara vocación comercial y de apariencia fresca y ligera.


Sigue leyendo

La llamada

Existen películas que puedes recomendar con total tranquilidad porque la probabilidad de que a quien se la recomiendas no le entusiasmen es mínima. Películas de las que, en cuanto sales del cine, sientes la necesidad de hablarles a la gente que más aprecias sabiendo que no se sentirán decepcionados. «La llamada» (Javier Ambrossi & Javier Calvo, 2017), es una de ellas. Una de esas películas que contagian tan buen rollo que sería posible que la disfrutásemos en bucle el resto de nuestra vida sin cansarnos. ¿Cuántas veces ocurre esto en la cartelera? Realmente en muy pocas ocasiones. Por eso, cuando sucede, hay que celebrarlo. En efecto, esta adaptación cinematográfica del musical homónimo que durante varias temporadas ha conquistado a crítica y público en el Teatro Lara de Madrid y en varias ciudades españolas es un acontecimiento que hay que festejar. Son escasas las veces en las que se estrena un trabajo en el que te quedarías a vivir sin pensarlo, bien porque la fuerza de la historia te atrapa de manera brutal, bien porque cada uno de los personajes tiene tanta vida interior que ansias conocerlo más a fondo o bien porque sabes que si fueses un protagonista más de la historia encajarías como un guante en las tramas. «La llamada» cumple todo estos factores. 

Sigue leyendo

Mil cosas que haría por ti

Siempre he defendido la idea de que si no tienes dinero para hacer una película en condiciones, mejor no la hagas. Ni qué decir ya del talento. Si el tema económico es importante a la hora de ofrecer un producto de calidad -a pesar de que hay películas excelentes rodadas con presupuestos ínfimos-, el talento es directamente crucial. Y me temo que Dídac Cervera no ha contado ni con una cosa ni la otra para su debut en el largometraje, la vergonzante y por momentos bochornosa Mil cosas que haría por ti (2017). Sería muy aventurado por mi parte asegurar que el director no posee el talento ni el ingenio para rodar una película sin que el sentimiento de vergüenza ajena asalte al espectador desde el minuto uno, pero desde luego esto es lo que consigue con su opera prima. Cervera ha estrenado su filmografía con una cinta soporífera, increíblemente aburrida y carente del más mínimo sentido del ritmo. Y lo que es todavía peor: que no tiene el más mínimo pudor en tratar al público como si fuera tonto. Sólo así se explica que se haya puesto en marcha un proyecto que atenta de forma severa contra la inteligencia del espectador. 

Sigue leyendo

Es por tu bien

Que la comedia española está atravesando una edad de oro es indiscutible. Con los datos de taquilla en la mano es fácil comprobar cómo la gran mayoría de las películas más vistas en nuestro país se engloban dentro de este género. El problema es que, en ocasiones, lo que más triunfa no es lo mejor. Dicho de otra forma: existen comedias que han arrasado en los cines a pesar de sus pocas -o nulas- virtudes cinematográficas -véase el ejemplo de la reciente Villaviciosa de al lado (Nacho G. Velilla, 2016) o la primera parte de Fuga de cerebros (Fernando González Molina, 2009)- y otras que han pasado sin pena ni gloria cuando llevaban grabado a fuego en su ADN lo que es la alta comedia. Y en esta última categoría los ejemplos son incontables: El rey tuerto (Marc Crehuet, 2016), La noche que mi madre mató a mi padre (Inés París, 2016), Negociador (Borja Cobeaga, 2016) y un largo etcétera que los que critican la (última) oleada de comedias españolas tildándolas de «simples y tópicas» seguro que ni han oído hablar. Eso no quita con que haya casos en los que calidad y taquilla se dan la mano y salgan criaturas como Kiki, el amor se hace (Paco León), Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2015) o Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo (Javier Fesser, 2014). Es por tu bien (Carlos Therón, 2017), viene a adscribirse al género de la comedia española con vocación de multisala, situándose, no obstante, varios peldaños por arriba de la insulsa comedia popular.

Sigue leyendo

Villaviciosa de al lado

Se apagan las luces y comienza la película en la sala del cine. Me dispongo a ver una comedia popular, un género injustamente denostado que a lo largo de su historia le ha dado grandes alegrías al cine español. Y, no seamos hipócritas, también nos ha hecho reír. Películas mejores y peores, hechas con más o menos sutileza, que nos han enseñado a reírnos de nuestras miserias, radiografiando en la mayor parte de los casos un país a la deriva. No será este cronista el que se sume al carro de los puritanos, de esos intelectuales gafapasta que huyen como de la peste de todo lo que contenga la palabra «popular». Yo amo y defiendo todo tipo de comedia, también la popular. El problema es que todo tiene un límite y que, como en todos los géneros o subgéneros -comedia negra, comedia refinada, comedia popular…- las películas se miden por diferentes patrones de calidad. Y Villaviciosa de al lado (Nacho G. Velilla, 2016), el último exponente de un tipo de cine que aún sigue llenando las salas en nuestro país, es un claro ejemplo de que risas y calidad no van necesariamente de la mano.

2

Sigue leyendo