Los Pájaros

Antes de que la película Los pájaros (Alfred Hitchcock, 1963) viera la luz, nadie podría imaginar que estas aves, aparentemente inofensivas, fuesen a convertirse en la pesadilla de millones de espectadores. Al igual que el genio británico logró que medio mundo tuviese pánico a los moteles de carretera con su anterior película, Psicosis (1960) -obra maestra en la que ya se nos advertía que los pájaros iban a tener un papel determinante en el próximo film del director- Hitchcock, en la que fue su etapa de mayor madurez cinematográfica, vuelve a jugar con los miedos más primarios del ser humano. En esta ocasión recurre a la naturaleza, a unos pájaros sedientos de sangre que, para más inri, ni siquiera son reales puesto que la mayoría fueron añadidos en post-producción, en una de las técnicas de efectos especiales más recordadas del cine. 

Basada en un relato corto de Daphne Du Maurier, autora también de otras obras del genio como Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940), esta película constituye, junto con «Psicosis», las únicas dos piezas de terror, puro y duro, incluidas en la filmografía del británico, independientemente que otras producciones propias contasen con pinceladas de este género, como la propia Rebeca. Pero Hitchcock, como siempre, juega al despiste: utiliza la primera mitad del relato para hacer creer al espectador que está siendo testigo de una historia de amor, con tintes cómicos, entre dos atractivos adultos: Melanie Daniels (Tippi Hedren, ganadora del Globo de Oro en esta primera colaboración con el cineasta con el que repitió un año después repetiría con ella en Marnie, la ladrona) y el abogado Mitch Brenner (Rod Taylor). Todo parece agradable durante esta casi primera hora de película, aunque después llegará el horror. No obstante, desde el minuto uno ya se nos advierte que hay un peligro latente: los pájaros. Ese sonido -en primerísimo plano- de sus aleteos, de su inquietante piar, esa forma de recrear la cámara en esos cielos infectados de aves -en los que predominan los cuervos-, y en sus alargados picos… no son sino una amenaza que pretende enturbiar la original y profunda historia de amor que está empezando a surgir entre los protagonistas (con suegra y celos incluidos).

Con cameo incluido – como no podía ser de otra manera- Alfred Hitchcock abre su película a todo tipo de hipótesis y lecturas: mientras unos ven un filme apocalíptico más, donde el horror, como en la vida real, no tiene por qué estar justificado, otros consideran a la película como un ejercicio metafórico de primer nivel; para prueba, esas criaturas que pretenden vengarse de la raza humana, la culpable de la destrucción del medio ambiente y, por tanto, de su hábitat natural. Personalmente creo que la intención del director es un híbrido de ambas posturas: por un lado construir un film, simple y llanamente de terror, de miedo a lo inexplicable, pero introduciendo los elementos suficientes para que cada sujeto extraiga sus propias conclusiones. Léase por elementos escenas como la de Melanie encerrada en esa cabina telefónica con el fin de protegerse de los ataques ovíparos, personificándose en esos pájaros que ella misma, al comienzo del film, privó de libertad encerrándolos en una jaula.

Será precisamente este pájaro que la joven consigue encerrar entre esos barrotes el Macguffin de la película. En efecto, al igual que en Psicosis el motivo que desencadena la acción es un robo -que luego se demuestra no tener nada de relación con la trama principal del film- en Los pájaros, lo que origina la historia son las propias aves que el protagonista pretende regalar a su hermana. Son éstas las que, de alguna manera, guían a Melanie hacia el pueblo costero donde vive Mitch. Lugar, obviamente, donde ocurrirá la tragedia.

Prescindiendo casi por completo de la música -que se vuelve prescindible gracias a la magnífica atmósfera de tensión que envuelve la película-, el mago del suspense, que siempre pensó que ésta era su obra más terrorífica, vuelve a contar en Los Pájaros con su compositor fetiche, Bernard Herrman. En esta ocasión, lejos de crear una partitura tan inquietante como la de Psicosis , su función se limita casi exclusivamente a la perfecta utilización de unos efectos sonoros que mantengan en vilo al espectador.

Demostrando una vez más su genialidad en materia de composición de los planos, Hitchcock va multiplicando la presencia de las aves progresivamente, logrando una trama de interés creciente, de brutal desenlace. No hay lugar donde protegerse, ni siquiera en el propio hogar -el que debería ser el refugio para escapar de todo tipo de problemas- puesto que el director logra una de las escenas más aterradoras, precisamente, dentro de la vivienda costera de Mitch. Por si fuera poco, y para aumentar el desasosiego en el espectador, el realizador opta por no incluir el legendario «The End» en la memorable estampa final del film, dando a entender de esta manera que la acción está inconclusa y que, precisamente ahora, empieza lo mejor (o lo peor, según se mire).

Nominada al Oscar a los Mejores Efectos Visuales (ignorando una vez más una película del cineasta en el resto de categorías), y campo de cultivo de diversas teorías, en lo que todo el mundo parece estar de acuerdo es que Los pájaros siguen siendo a día de hoy la última gran obra maestra del genio, que logró traspasar la barrera que separa una película de un icono. Y, en este sentido, estamos ante uno de los mayores iconos del siglo XX.

4 comentarios en “Los Pájaros

  1. Gran película de uno de los grandes de Hollywood. Desde que la vi, he mirado a los pájaros de otra forma. Una pregunta, ¿Por qué atacan los pájaros? jiji

    • yo creo que no hay explicación para que ataquen y, en el caso de que la haya, es para vengarse de la especie humana por estar intentando acabar con el medio ambiente. Se admiten apuestas de todo tipo! 😛 A mí los pájaros no me daban miedo hasta que vi esta película, en eso coincido contigo! jaja

  2. yo creo que los pájaros solo atacan porque Tippi lleva a los dos periquitos y que eso lo usa Hitchcock como simple excusa (el macguffin famoso); creo que tú comentas eso, no pablo?
    Mi opinión es que es una película perfecta y me encanta el final!! Parece que Hitchcock diga «ahora te jodes y te quedas con los pajarracos» 🙂

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