Top Gun

Top Gun (Tony Scott, 1986), como toda esa galería de artefactos audiovisuales poseedores del suficiente carisma para haber marcado a diferentes generaciones, nunca ha dejado de estar de moda, pero fue con la muerte de su director cuando volvió a situarse en primera línea. La cinta más recordada del malogrado realizador estadounidense, auténtico título de culto y todo un clásico de los 80, se sitúa  impasible al paso del tiempo gracias a su reconocible aroma de serie B, una estética de videojuego y unos  mejorables efectos especiales -o espaciales-. Pero, sin duda, por lo que todos recuerdan a esta taquillera producción –la nº1 de su año- es por la figura de su actor protagonista, un primerizo Tom Cruise, elevado a la categoría de icono del cine (y eterno sex symbol), además de por una legendaria banda sonora que, con los temas  `Take my breath away´, de Berlin (ganador del Oscar) y `Danger Zone´ de Kenny Loggins a la cabeza, sostenían un relato que alternaba la trama sentimental con la de acción. Todo ello aderezado con uniformes, ejércitos y una tensión sexual más que latente, repitiendo indisimuladamente la fórmula que tan buenos resultados cosechó su contemporánea Oficial y Caballero (Taylor Hackford, 1982). Un envoltorio brillante –el contenido es otra historia- para un producto comercial cuya condición de fenómeno social se reflejó en su capacidad subliminal del aumento de solicitudes de los jóvenes norteamericanos para formar parte del ejército de aviación.

Cruise interpreta al teniente Pete Mitchell, también conocido como Maverick, que ingresa en una prestigiosa academia para pilotos llamada Top Gun junto a su compañero Goose (Anthony Edwards). En esta escuela de adiestramiento de élite, Maverick deberá ganarse el respeto de sus superiores después de haber sido responsable en el pasado de la extraña desaparición de su padre en la Guerra de Vietman, aunque también tendrá tiempo para enamorase de una de sus profesoras (Kelly McGillis), hecho al que ayudaría su estudiadísimo look -chupa de cuero, moto, Ray ban de aviador o camiseta básica blanca-, heredero directo de James Dean, y su irreverente e inconformista personalidad. A la vista está que el argumento, previsible y lineal, no es ninguna maravilla –si, acaso, transgresor en sus connotaciones homosexuales, más o menos explícitas, como ese ya antológico partido de voleibol o esa escena de Cruise en ropa interior en el vestuario-, por lo que el gran talón de Aquiles de la obra es un guión poco trabajado y su alarmante falta de originalidad, por mucho que las entrañas de la Marina de los Estados Unidos pocas veces se hayan mostrado de una forma tan realista como en esta película.

Top Gun también queda lastrada por un trabajo de montaje confuso, ejemplificado en esa estirada secuencia aérea con la que se abre el film, donde también se puede apreciar otro de las hándicap de la película: el abuso indiscriminado de los primeros planos, especialmente en las secuencias de acción. Factores que no impiden un resultado final más que entretenido, a lo que favorece un metraje que no dura más de lo estrictamente necesario y, todo sea dicho, la irresistible química de la pareja protagonista.

Nominada a 4 Oscar (Montaje, Sonido, Efectos Sonoros y Canción Original), Scott repitió más adelante la taquillera fórmula de Top Gun con Días de trueno (1988?), con irregulares resultados. Y es que ningún otro proyecto posterior –si acaso  Amor a quemarropa (1993)- ha podido hacer sombra a una película que,más de 30 años después de su estreno, el público aún sigue recordando con cariño:  Scott, ajeno a la opinión de la crítica especializada, siempre supo que no había mejor regalo para un cineasta. Quizá por ello uno de sus proyectos más inmediatos era rodar la secuela de esta película que lo inmortalizó.

2 comentarios en “Top Gun

  1. no decias q volvias el 3 de septiembre… ahi, ahi!! jeje, disfruta de las vacaciones, mientras sigo leyendo las criticas que están muy interesantes. Un saludo de Jota Jota

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