«Ya están aquíiiiii». ¿Los fantasmas? No: la tediosa moda de los infames y, sobre todo, innecesarios remakes de películas de terror clásicas. Salvo contadas excepciones en las que la copia supera o empata con la original -a mi mente viene la muy digna Posesión infernal (Fede Álvarez, 2013), incluso La matanza de Texas (Marcus Nispel, 2004)-, la gran mayoría de remakes del género son un infructuoso intento de reeditar lo que en su día fue un éxito. Cuando aún no nos hemos recuperado del descomunal desatino que la directora Kimberly Pierce hizo con el clásico Carrie (1976) de Brian de Palma -aún duele ver a Julianne Moore metida en semejante estropicio-, toca enfrentarnos ahora a la nueva versión de Poltergeist, el clásico con el que Tobe Hooper aterrorizó a medio mundo en 1982, aunque la leyenda cuenta que fue Steven Spielberg quien estuvo al frente de la película y que no figuró en los títulos de crédito porque ese mismo año rodó E.T El extraterrestre y la legislación vigente prohibía a los cineastas dirigir dos películas al mismo tiempo. Y bien: el resultado es desastroso. El remake de Poltergeist (Gil Kenan, 2015) no sólo no aporta nada respecto al original, sino que es una película tremendamente insulsa, aburrida y sin garra.
La historia de esta alegoría de la unión familiar para vencer a las adversidades que es Poltergeist es conocida por todos: un matrimonio y sus tres hijos se mudan a una gran casa en un barrio residencial. Tras la aparente calma inicial, la casa no tarda en verse sacudida por espíritus que intentan contactar con la hija pequeña del matrimonio. Cuando la menor pasa «al otro lado», los padres intentarán por todos los medios recuperarla. En el transcurso de la narración se repiten algunas señas de identidad de la marca Poltergeist, como el payaso, el armario, las ramas de árbol y, cómo no, la escena de la niña frente al televisor -pronunciando de nuevo la mítica frase-. Prácticamente se sigue el esquema de repetir paso por paso la cinta original, con la gran diferencia de que aquí la falta de talento hace que la sensación de angustia y desasosiego original no aparezca por ningún lado. Sales del cine conforme has entrado: olvidando al instante un espectáculo que se lanza a la búsqueda permanente del terror… sin conseguirlo. Porque Poltergeist no funciona como película de terror en ningún momento. Hay instantes en los que no funciona ni como película.
Se agradecen, eso sí, instantes como la del árbol asesino o la de la pequeña arrastrada -literalmente- por las escaleras, pero son notas muy puntuales en medio de una cinta que peca de tener peores efectos digitales que la original, dirigida hace más de tres décadas. El problema de los pobres efectos especiales no hubiera sido tal si como contraprestación nos hubiesen ofrecido un clímax a la altura de las circunstancias, algo por lo que todos recordamos a la original, pero lo aquí nos encontramos es un final atropellado, ridículo y completamente anodino. Es una lástima que el director y el productor Sam Raimi desaprovechen escenas que piden a gritos la locura como cuando el menor de la familia se introduce en el lado oscuro a buscar a su hermana, mostrándonos a los espíritus únicamente de refilón y durante segundos. A los que nos gusta y disfrutamos con el terror no tardaremos en detectar que a la cinta le falta inventiva por un tubo y que lo que prevalecen no son más que los sustos fáciles, que también se pueden contar con los dedos de una mano -y sí, son los de siempre: una pelota rodando por el pasillo, el primer plano de un payaso, etc-. Sopor infinito.
La nueva Poltergeist defraudará a los amantes de la película original y, por supuesto, a los incondicionales del género, que no tardarán en ver frustradas sus expectativas de ver algo mínimamente diferente y original. Cualquier remake tiene que tener algo que justifique la decisión de llevarlo a cabo, más allá de las (evidentes) razones económicas: una secuencia, un rasgo innovador, incluso una frase rompedora. El director debe imponerse algún desafío que incite a pagar por ver su particular visión de la historia. Nada de eso ocurre aquí. Ni su aceptable envoltorio visual -obra del siempre eficaz Javier Aguirresarobe- salva a este nuevo intento de dar gato por liebre de la quema, de figurar en el libro de «cómo no hacer un buen remake».
Varios puntos que comentar:
– «Poltergeist no funciona como película de terror»….porque no es una película de terror en sí; cuesta a veces mucho discernir entre el terror y el género fantástico y yo siempre me he inclinado a ver las películas de «Poltergeist» más como género fantástico que como terror; así es que veo normal que te haya podido defraudar.
– En varios puntos estoy de acuerdo contigo: 1) no era realmente necesario hacer un remake de la mítica película de Hooper, como tantas otras, pero puestos a hacerlo mejor así, es decir, haciendo una película que no mancille su nombre, con cierta dignidad y que recupera ese espíritu de buen cine fantástico de los 80 (que para mí lo tiene) y que por su forma respetuosa y «no atropellada» de hacer las cosas glorifique y engrandezca aún más la película de Hooper….y precisamente ese creo que es su principal defecto: su excesivo respeto y reverencia hacia la clásica hace que cualquier atisbo de riesgo o innovación, como dices, sea anulado 2) de cuerdo contigo en que la película no aporta nada nuevo….relativamente; la escena de la entrada al armario a mí si que me parece terrorífica o más bien inquietante con un gran uso de los efectos especiales y del 3D y un mecanismo de ver lo que ocurre en ese armario (algo que Hooper no nos mostró y que yo siempre eché en falta) bastante original (ese dron que, además, nos acerca al mundo de las tecnologías actuales); además, el hecho de que se centre en una figura distinta como el hermano mediano y examine, aunque a trazo grueso, sus miedos propios de su edad y el hecho de vencerlos (me parece fantástico como enfoca la asunción de responsabilidades para un niño de su edad aunque no esté muy de acuerdo con esa filosofía) sí es algo novedoso…por lo que, querido amigo, sí que aporta realmente cosas nuevas…otra cosa bien distinta es la sensación de terror o angustia que tú demandas que, cierto es, no la tiene como la clásica (o sencillamente no lo tiene :P) pero creo que eso está en buena parte justificado porque los preceptos del fantástico juegan más con las sensaciones de lo irreconocible (y el desajuste que ello produce) e insondable (no se tiene control sobre los elementos de alrededor) que con las de angustia, miedo o zozobra que puedan derivarse directamente del género de terror…aún así te reconozco que esos mismos preceptos los manejaba mucho mejor la clásica 3) en lo que más coincido contigo es en la ausencia total de un clímax, iba a decir asfixiante, angustioso…pero es que no es ni clímax; la película termina de forma muy abrupta y precipitada, como si hubiesen querido quitarse el paquete de en medio lo más pronto posible, eso fue lo que menos me gustó.
-Yo la veo, en el fondo, una película muy entretenida y blanca, que juego de forma inocente con los preceptos del fantástico (tal como lo hicieron muchas pelis de esa época) y que no pretende abrumar con un despliegue exagerado de efectos especiales ni se lían la manta a la cabeza con la historia. Pero a su vez, como te comentaba, la falta riesgo, tirarse a la piscina y romper el mito de la clásica para hacer su propia película. Puede incluso entenderse porque la peli es una peli venerada; por lo que no paso como amante del cine y de las «cosas bien hechas» es por un final completamente descafeinado y abrupto que rompe parte del encanto que había tenido el resto.
Besos ;P
Yo creo que «Poltergeist» es una película de terror con todas las de la ley. La marca «Poltergeist» lo lleva implícito». La original era una película de terror y no me cabe duda que tanto el director como los productores del remake tenían intención de hacer una película de terror, porque entre otras cosas así se ha vendido. Y lo siento pero como película de terror no funciona por ningún lado. Excepto las dos escenas aisladas que comento (que duran 1 minuto en total, de los más de 90 que tiene el metraje), el resto no se salva nada. Tediosa; una ocasión tirada por la borda de hacer algo original y potenciando el espíritu original.
Un beso!!!!
¡Qué una película se venda como película de terror no quiere decir que sea una película de terror sino que a los que lo han hecho les interesa que sea así para que la gente vaya a verla!
Hombre una comedia familiar no creo que sea a lo que aspire ser «Poltergeist». La original era una película de terror y este nuevo remake es a lo que aspira, y se queda en una tomadura de pelo. Ya basta de remakes por favor, queremos IDEAS FRESCAS.