El vuelo

Tras un periodo de más de diez años inmerso en el cine de animación -con estimables resultados, como Polar Express (2004) o Beowulf (2007)- Robert Zemeckis retorna al cine de imagen real que abandonó con Náufrago (2000). El vuelo (2012), además del regreso del que puede presumir de ser uno de los directores más versátiles de la actual escena cinematográfica -con incursiones en todos los géneros-, supone un nuevo salto en la carrera de Denzel Washington, actor sobre el que versa la película y que ofrece, una vez más, un trabajo formidable. El intérprete, por cuyo papel logró su sexta nominación al Oscar, da vida al piloto de avión comerciales Whip Whitaker que, tras un aterrizaje de emergencia en el que salva la vida de casi todos los pasajeros, es casi proclamado un héroe nacional. Sin embargo, todo dará un giro de ciento ochenta grados cuando los resultados del informe toxicológico vean la luz y revelen que Whitaker no se encontraba en condiciones normales para pilotar un avión debido a sus adicciones, siendo acusado de homicidio involuntario. 

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Amparándose en el guión original nominado al Oscar de John Gattins, que se inspiró en algunos casos reales para escribir esta historia, Zemeckis firma una película bastante irregular. Pasando por alto el desnudo femenino integral -y gratuito- que tiene lugar nada más subir el telón-escena que, en efecto, nos advierte del carácter explícito de la misma, pero por la que resulta difícil de entender (o no) que instantes después el director se muestro mucho más pudoroso para mostrar el desnudo de un actor porno…vaya por Dios-, El vuelo despega con una primera media hora vibrante, portentosa. La recreación del accidente aéreo que rueda Zemeckis, que demuestra manejarse como pocos en el interior de un avión absolutamente real, roza la perfección. Unos eficaces efectos sonoros terminan de potenciar el hecho de que el espectador se sienta como un pasajero más del mismo, transmitiéndole toda la angustia del momento. Sin embargo, este notable pulso narrativo de sus primeros treinta minutos no se contagia al resto del desmesurado metraje. En otras palabras: tras su arrollador inicio, la película comienza a precipitarse al vacío de la nada, poseída por la más pura esencia de telefilm de sobremesa.

Y es que El Vuelo se queda a medias en todo: quiere insuflar de comercialidad el proyecto con la incursión de la innecesaria trama paralela protagonizada por la actriz Kelly Reilly; pretende dar lecciones moralizantes cuando nadie se las ha pedido -el tramo final-; ansía ser un drama profundo y descarnado, pero al final se queda en la típica película que no consigue exprimir todo el jugo a la gravedad del conflicto en el que se basa; y lo que es peor, incluso en la escena cumbre de la película, Zemeckis vuelve a dejarnos a mitad al apagar la cámara justo en el momento de la colisión con tierra, aspecto por el que además se deja entrever la estrechez presupuestaria de un proyecto -algo más de 20 millones de dólares- que podía haber sido algo muy grande pero que al final sabe a decepción. 

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La película, en la medida de lo posible, se salva gracias al buen hacer de sus actores, principales y secundarios, incluido John Goodman –Argo (Ben Affleck, 2012)-, y lo bien que se maneja el director en imprimir de tensión y adrenalina la primera parte de la función. En sus casi dos horas restantes, Zemeckis es incapaz de dar con el tono adecuado a su película, además de barnizarla de algo visto en infinidad de ocasiones. Sí: aquí hay trasfondo ético detrás, incluso interesantes y jugosas reflexiones (el proceso por el que alguien puede pasar de héroe a villano en cuestión de segundos -algo que vemos diariamente en los medios de comunicación-; lo discutible que resulta cometer excesos cuando de ti dependen vidas humanas…), pero, ni aún con el monólogo final de Washington -esta vez completamente sobrio-, se antoja suficiente para salvar de la hoguera una película que nos pone el caramelo en la boca para, súbitamente, quitárnoslo. Y eso no se hace. 

 

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4 comentarios en “El vuelo

  1. Madre mía, como te ha sentado, jajaja :P. Reconozco que es una película que puede resultar muy tediosa por el ritmo tan lento y cansino que Zemeckis le imprime pero ahí es donde creo que la película adquiere solidez. Es una película básicamente de personajes que deja todo a la labor de su actor principal.

    Estoy de acuerdo que intenta ser moralizante pero no de una manera ofensiva o insultante. Plantea una creo sabia reflexión de quién cree ser una persona y quién es realmente. En ese sentido me parece que su final es muy acertado.

    No es una película nada fácil de ver porque, como bien dices, su trepidante y perfectamente ejecutado principio y su aspecto de primeras (cartel, anuncios…) invita a pensar que vas a ver otra cosa. Creo que Zemeckis ha querido hacer una película de personajes y, aunque los resultados no son todo lo satisfactorios que se quisiesen tampoco que creo que sea para echarla a los leones ;). Sí pienso que podía haber dado más aunque lo que da creo que lo hace con enorme profesionalidad y un inteligente manejo del melodrama.

    Y, por supuesto, que todo está abandonado a la excelente trabajo de Denzel Washington, tal vez el actor (hombre) más competente en la actualidad junto a Daniel Day-Lewis (para mi gusto al menos ;)). En este sentido, es una película terriblemente introspectiva (me ha recordado en el trazado a «Moneyball») que creo precisa de una alienación total por parte del espectador para poder disfrutarla.

    Yo la he disfrutado pero reconozco que no me esperaba una película tan cruda y tan dura.

    • La mayoría de veces estamos de acuerdo (ya lo sabes tú), pero aquí nos toca discrepar! jaja Sé más o menos cuáles eran las intenciones del director, el enfoque introspectivo al que haces referencia, pero ni por esas salvaría la película de los leones. No digo que toda la película tenga que ser tan entretenida como su primera media hora -estoy de acuerdo contigo que el trailer y el márketing nos han vendido una cosa muy distinta, para variar-, pero por lo menos ser entretenida. Por mucho que hable de cosas profundas: Amor, de Haneke, es mil veces más densa y profunda que «El Vuelo», pero es ENTRETENIDA, por lo menos yo empatizo con lo que nos está contando. No sé, para gustos los colores.
      Eso sí! La cantidad de vocabulario aeronáutico que aprendí no tiene precio! jaja 😉 ABRAZO!!

  2. El tipo de trazado en la película de Haneke y ésta es completamente distinto y no creo que se puedan comparar. Mientras Haneke se acerca a la vejez y a la muerte de una forma más realista Zemeckis lo que hace es un tratado del comportamiento de un alcohólico más invitando a reflexionar sobre ello que describiendo unos hechos con los que podemos identificarnos claramente (eso sí lo hace Haneke en «Amor»).

    La perspectivas son completamente distintas (y los temas, como es obvio también) por eso no creo que sean comparables.

    ¡Un abrazo!

    • Es verdad que son pelis distintas, sólo ponía un ejemplo de cómo se puede abordar un drama de forma más profunda o, en el caso de «El Aviador», de forma mucho más superficial. En cualquier caso, pa gustos los colores. Eso sí! Que esté nominada a «Mejor Guión Original» cuando se han estrenado películas infinitamente mejores y no tienen ni una nominación, clama al cielo. Un abrazo compi !!! 🙂

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