Basada en el relato corto titulado «Equipo de ajuste» del aclamado escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, Destino oculto (George Nolfi, 2011) es una película de tintes filosóficos en el que se vuelven a dar cita temas como la política, el destino o la fantasía surrealista. Asuntos de cabecera, todos ellos, de un escritor en cuyas novelas se basan películas tan míticas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) o Minority Report (Steven Spielberg, 2002). La ópera prima del guionista Nolf es un thriller acerca del papel que juega el destino en la existencia de las personas. A través de una hábil mezcla de géneros, en la que tiene cabida desde el cine negro hasta el drama romántico, Destino oculto se plantea entorno al controvertido eje de hasta qué punto el ser humano es realmente dueño de su futuro o si, por el contrario, no es más que una marioneta cumpliendo con el inamovible e implacable plan trazado por el destino. Y, si así fuera, si en el fondo no gozásemos de capacidad de elección, ¿es posible cambiarlo?
El guionista de El ultimátum de Bourne (Paul Greengrass, 2007) o La sombra de la sospecha (Clark Johnson, 2006) escribe y dirige esta historia que gira en torno al joven político David Norris (Matt Damon –Valor de ley, Joel y Ethan Coen, 2009-) que, en plena campaña electoral, conoce de manera casual a Elise Sellas (Emily Blunt, –El amigo de mi hermana, Lynn Shelton, 2011-), una bella bailarina de ballet. La atracción entre ellos surge desde el primer instante, pero ambos jóvenes ignoran que existe una fuerza secreta empeñada en separarlos; una fuerza desconocida en forma de agencia cuyos integrantes deben procurar que David, su objetivo, no se desvíe de la senda que el destino ha marcado para él. Y, en este sentido, conocer a Elise era un hecho del todo imprevisto. A partir de esta premisa argumental, Nolf elabora un complejo cosmos con múltiples lecturas sociológicas, políticas y metafísicas, puesto que el descabellado argumento no es más que una excusa para elaborar una metáfora de la sociedad en la que vivimos. En esta línea se puede explicar Destino oculto a través de dos posibles lecturas: la necesidad de la existencia de una organización -en este caso, el propio sistema- que trate de reconducir a los individuos por el buen camino ante su incapacidad para organizarse y, por otra, la existencia de ciertas personas -o acontecimientos- que llegan a nuestra vida sin avisar, provocando un rotundo punto y aparte en la misma. Pero, por encima de todo, la película apuesta por la idea de que para alcanzar el éxito el camino pasa por no renunciar jamás a nuestros principios, por muy adversos que sean los acontecimientos o la propia realidad.
Diversos prismas, pues, desde los que observar una obra sustentada en una idea brillante a la que, sin embargo, no se saca todo el jugo que debería. La parte de drama romántico no está tan bien explotada como se espera -faltan escenas que indaguen y arrojen emoción a la relación de los, por otro lado, extraordinarios protagonistas- y, en lo que referido a la moraleja final, Destino oculto podía haber focalizado más su atención en sus críticas anti-sistema -un sistema opresivo y corrupto que, en la mayoría de ocasiones, impide la realización del individuo… de ahí la nada casual secuencia junto a la simbólica Estatua de la Libertad de Nueva York-. Con todo, la película es entretenida, goza de una primera media hora adictiva -en la que el espectador queda fascinado por una trama que ofrece más preguntas que respuestas- y deja buen sabor de boca gracias al empeño del director por alejarse de los tradicionales cánones del thriller. Por tanto, Destino oculto decepcionará aquellos a los que esperen un film de acción al uso, ya que lo que más importa en esta ficción es la base filosófica de un planteamiento abierto permanentemente el debate.
Los reproches a su falta de ambición argumental de la producción no son, sin embargo, extrapolables a su empaque formal, sobresaliente en todos los aspectos. A su gran potencia visual, hay que añadir un trabajo de notable trabajo de montaje que consigue mantener la tensión y un director que a pesar de su inexperiencia sabe como dotar a su función de un gran sentido del espectáculo. Sin embargo, lo más destacable del film es la extraordinaria química entre unos protagonistas absolutamente entregados y observar el universal y convincente retrato que traza Nols acerca de un hombre que desafía a su propio e incierto destino por seguir los dictados de su corazón.
Gran inicio de película (por Dios me he enamorado de los ojos de Emily Blunt), desde el Diablo viste de Prada, pasando por Looper, Eternamente Comprometidos. Como contaba, gran inicio con un final decepcionante, porque veo que el director se hizo tal lío que no sabía como acabar la película. Cuando salí de la sala tenía la sensación de que me habían timado. Una gran decepción, de lo que podía haber sido y lo que no fue
No hay duda que Emily Blunt es un valor en alza… tiene una de las filmografías más solidas de todo Hollywood y sabe elegir muy bien sus proyectos! A mi la película sí me gustó, creo que sus primeros 30 minutos son increíbles y si es cierto que luego se desinfla un poco en línea generales sabe mantener la tensión en el espectador. Y Matt Damon es otra de mis debilidades…no hay ni una sóla película de él que no me guste (desde El indomable Will Hunting, hasta Valor de Ley o Más allá de la vida). Lo dicho una peli que podía haber sido extraordinaria, pero que se queda en el notable. El final sí es cierto que ha sido muy controvertido y mucha gente piensa como tú, pero a mí me gusta porque la voz en off te explica cuál es el mensaje (uno de los mensajes) de la cinta.