Una proposición indecente

«Alguien dijo alguna vez: si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad: si vuelve a ti, será tuyo para siempre, si no regresa no te pertenecía desde el principio»Con esta voz en off de Demi Moore da comienzo Una proposición indecente (Adrian Lyne, 1993), una de las películas más controvertidas y polémicas de los años 90. Odiada y amada a partes iguales, esta cinta escandalizó a propios y extraños por su, según se dijo, banal argumento. Sin embargo, lo que a algunos les parece un banal argumento a mi me resulta una de las ideas más originales y de más enjundia moral que se han llevado nunca a la gran pantalla. La premisa es bastante clara: un matrimonio con serios problemas económicos reciben la suculenta propuesta de un multimillonario que les ofrece un millón de euros a cambio de pasar una noche con la mujer. Siempre me han gustado las películas cuyo argumento pudiera resumirse en no más de un par de líneas, tal y como sucede en Una proposición indecente, máxime si este argumento da pie a uno de los más agudos debates éticos que nos ha dado nunca el séptimo arte. 

Injustamente maltratada por la crítica desde el momento de su estreno, no consigo entender cómo no sucumbieron al encanto de una película que tiene infinidad de defectos, sí, pero que a su vez presenta una larga lista de virtudes a considerar. A saber: un trío protagonista de nivel, encabezado por un Robert Redford, soberbio, convertido en un maduro galán y una Demi Moore -aquí en el cénit de su carrera profesional- y un Woody Harrelson que tampoco desentonan. Tampoco hay que pasar por alto una banda sonora obra del maestro John Barry que hace ganar enteros a la película cada vez que se recurre a ella; todos los momentos míticos del film están barnizados con una partitura tan radiante y poderosa como el plano con el que se da inicio la función. Y, cómo no, luego están esas frases de guión que invitan a la reflexión: «El vestido está en venta, yo no«, o esa otra de «hay cosas que el dinero no puede comprar«, tal y como le dice Diona Murphy (Moore) a John Gage (Redford), justo cuando el atractivo hombre está a punto de hacer honor al título de la película, tras haber quedado deslumbrado por la belleza de la chica.

Adrian Lane, autor de Flashdance (1983) o Atracción fatal (1987), logra que la angustia que invade al matrimonio protagonista debido a su falta de liquidez traspase la pantalla y se apodere del espectador; ahí están esos planos de sus apuestas en el casino, tan incómodos como desazonadores, y donde se da a entender que el factor suerte es el que realmente determina nuestras vidas. Asfixiados y al borde de la desesperación, los jóvenes enamorados entablarán relación con Gage, el que parece ser la última salida para escapar de la penosa situación económica en la que se encuentran. Porque, ¿realmente hay cosas que no están en venta?, ¿realmente el dinero no puede comprarlo todo? Gage viene dispuesto a desafiar los aparentemente sólidos principios de la pareja que, aunque en un principio rompen la relación con él por lo escandaloso de su propuesta («supongamos que le ofreciera un millón de dólares por pasar una noche con su esposa»), más tarde empiezan a considerarla seriamente. Y, finalmente, aceptan. Pero, lo que parece ser la solución a sus problemas, se convertirá sólo en el principio de la destrucción de su matrimonio, abocado a partir de entonces a una falta infinita de confianza. Millonarios, sí. Pero sus vidas se han destruido. En este sentido, podemos dividir las películas en dos partes que también se nos muestran claramente diferenciadas: la primera, en la que sucede el conflicto principal de la trama, y la segunda, que habla de las consecuencias psicológicas que traerá ese hecho sobre un matrimonio, ahora roto por haber sucumbido a la ambición. Ambas partes separadas por un oportuno fundido a negro y, a través del cual, se evita caer en el morbo. 

«- No se puede comprar a las personas -apunta Diona.

– ¿Cómo que no? Yo compro a personas todos los días – le confiesa Gage.»

Sí, hay cosas que chirrían en el conjunto, como un happy end quizá no del todo creíble,  algunas frases de guión que se podían haber trabajado un poco más, al igual que esos flashback de la relación de la pareja en los que ambos no aparecen lo bien caracterizados que deberían, pero nada comparado con esa sensación de estar ante una película notable, a veces incluso con resonancias épicas. Una proposición indecente merece la pena por varios motivos: por los bombones de Demi Moore, por su sombrilla para protegerse del sol, por su lágrima al acabar el relato (en una clara referencia a la anterior película de la protagonista, «Ghost» -1990-)por ese dólar de la suerte, por la subasta de rinocerontes, por esa ruleta rusa, por ese vestido negro, por esos dados marcando un sietepor ese plano claustrofóbico en un ascensor interminable, por ese helicóptero en el que vuelan y se escapan todas tus ilusiones, por esa cama repleta de billetes, por esa crítica subyacente a la sociedad capitalista, por ese Woody Harrelson corriendo por el pasillo de un lujoso hotel y, sobre todo, porque todos siempre nos haremos la misma pregunta: ¿qué haríamos nosotros en el lugar de los protagonistas? ¿Cuánto de hipócritas somos por decir abiertamente que jamás aceptaríamos dinero a cambio de vender nuestra dignidad cuando, en el fondo, puede que lo estemos deseando?

Tal y como se afirma en la película, «si haces un trato con el Diablo, tarde o temprano tienes que pagarlo», y aquí este refrán adquiere su máximo significado. Observamos cómo esa proposición indecente no es más que una mera excusa para intentar poner al límite la tentación humana e intentar poner precio a la dignidad de las personas. Una película que desenmascara esa sociedad movida por un veneno letal llamado dinero. Desde aquí rindo homenaje a este clásico de los 90 que, en su día, pocos tuvieron en consideración -a pesar de reventar las taquillas de medio mundo, eso sí- y que nunca gozó de grandes elogios. Hasta hoy. 

15 comentarios en “Una proposición indecente

  1. Me parece excelente el análisis que haces de la película, que como bien quieres decir, quedó infravalorada, siendo unas tantas personas las que no hemos sentido tal vanalidad de la que la tachan y vemos un cine que nos hace sentir…la angustia por la pérdida de Diona llega, se transmite, el drama que supone el fin de una matrimonio aparentemente con unos claros principios que finalmente caen al suelo y dejan paso a todas esas escenas donde el dinero es lo que produce brillo. Aunque no da calor. Buenas interpretaciones, una banda sonora preciosa que invita al espectador a no dejar de serlo y que acompaña de manera imprescindible a la película. Muy bella Demi Moore, no cabe duda. Se respira la frase que da comienzo a la película en su final, poco original o curioso, según cada uno. ¨Te quiero¨ vence.

    • Gran noticia que te guste la película y mucho más la crítica. He de confesar que es una de las películas que más me ha marcado, sobre todo porque invita a la reflexión. Como bien dices el dinero «produce brillo», deslumbra a las personas y dejan aparcados sus principios… y cuando descubres que sin tus principios no eres nadie ya es demasiado tarde. Una película que me pone los pelos de punta y en la que queda claro, como bien apuntas, que el «TE QUIERO» es el arma más poderosa del mundo. Poco más que añadir. Gracias por tu comentario!

    • Creo que cualquier película, incluso tu película favorita, es conveniente sacarle defectos. No hay nada perfecto en esta vida, ni siquiera el cine. Me gusta la película, por supuesto, pero tiene muchas cosas mejorables. Aún así…peliculón! jajaja

  2. Claro, hay que ser crítico y todo tiene sus defectos y todo se puede mejorar, pero yo, partiendo de la filosofía de ver cada cosa tal cual es y aceptarla tal cual es, personal mente pienso que, como dices tu, la califico de peliculón!!, jejeje

    • Pensaba que era imposible encontrar a alguien que le gustase esta película tanto como a mi… pero ya veo que todo es posible en este mundo! jaja 🙂 La crítica fue muy dura con ella y no lo merecía… gracias a esta película reflexionamos sobre grandes cuestiones.

  3. Yo era jovencita cuando la ví, y no sabía de críticas ni de nada, pero para mí fue una película diferente a lo que estaba acostumbrada a ver. Woody Harrelson me era desconocido y lo encontré muy entrañable! Muy distinto a los papeles que ha tenido posteriormente! 😉

    • La crítica puso a parir esta película y, sin embargo, me parece increíble. La banda sonora de John Barry me sigue poniendo los pelos de punta y creo que su trío protagonista es insuperable… Demi Moore está infravalorada. El argumento es simple y certero: me encanta. Plantea un dilema moral al que tenemos que responder…. ¿qué haríamos en esa situación? Y no vale ser políticamente correcto.

  4. ola apenas ayer vi la pelicula me gusto mucho nunka la avia visto encerio me iso llorar jejjej. mui buena ase reflecxionar k el dinero nolo es todo.k lo mas important es el amor.

  5. EN EFECTO EL DINERO NO LO PUEDE COMPRAR TODO PORQUE NO TE HACE REGRESAR A UN MUERTO, PERO LLEGA LEJOS, EL ARCIPRESTE DE HITA YA DIJO QUE PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO, EN ESTA PELICULA HA LLEGADO HA DESTRUIR UNA VIDA EN COMUN POR INICIATIVA DE LOS PROTAGONISTAS.

  6. De esta pelicula me gusta todo, la «inocente y picara» belleza de Demi, la novatez y amor de su esposo Harrelson, la galanteria personal de Redford, superada y rescatada por el dinero, la amistad laboral personal y humana del chofer y la confusion expuesta en los sentimientos que logra el dinero en las personas.

Replica a Eduardo Cancelar la respuesta